viernes, 18 de enero de 2013

RELATOS DEL PILOTO PIRX - Stanislaw Lem

Primera edición en polaco en 1968.
(La edición española parte en dos el contenido del volumen original. La segunda parte en castellano es Más relatos del piloto Pirx).
Editado en castellano por Alianza. 
Traducción de Laura Krauz. 
260 páginas.  

Sinopsis.

Estas historias publicadas originalmente entre 1959 y 1963 están todas protagonizadas por Pirx, un individuo que pretende ser un gran héroe de la era espacial, aunque no cuente para ello con cualidades especialmente brillantes. En estos relatos vemos como supera los diferentes problemas que va encontrando a lo largo de su carrera como piloto espacial, ya sea por un fortuito ingenio nacido de la necesidad, ya sea por el puro azar, Pirx sobrevive a las peores situaciones.

Comentario del libro.

La carrera literaria de Stanislaw Lem es bastante diversa tanto en su contenido como en su tono, aunque normalmente la crítica suele dividir su obra narrativa en dos categorías: serias o humorísticas. No obstante, estos relatos del piloto Pirx que hoy reseñamos aquí no pueden incluirse de forma definitiva en ninguna de esas dos categorías, ya que comparten características de ambas, habiendo relatos perfectamente serios, otros claramente humorísticos o incluso algunos que mezclan las dos actitudes. Lo que está claro es que estos relatos protagonizados por Pirx no pueden equiparse a los de Ijon Tichy, el personaje de obras como Diarios de las estrellas, Congreso de futurología o Paz en la tierra, donde el tono elegido por Lem no es tanto el humorístico como el grotesco, con muchos elementos fantásticos, delirantes y bufonescos que chirrían dentro de la típica ciencia-ficción y que llevan esas historias a la fábula moral o filosófica. 

En contraste, los Relatos del piloto Pirx pueden presentar situaciones humorísticas, pero siempre en el contexto realista y aparentemente científico tan propio de la ciencia-ficción dura. Así, los dos elementos básicos que nos encontramos en estos cuentos son: uno, la tecnología, aunque a eso le podemos sumar el medio en el que se aplica: el espacio exterior, la Luna, etc; dos, el ser humano infinitamente curioso, ambicioso y emprendedor, pero terriblemente vulnerable. El conflicto que surge entre ambos factores, la indiferencia del cosmos o de las máquinas frente a las limitadas capacidades del ser humano, son el hilo conductor de las aventuras de Pirx. 

Al parecer, Lem consideraba estos relatos como meros ejercicios de aprendizaje literario. Y la verdad es que en el conjunto de toda su obra, al fin y al cabo de una calidad tan excepcional, no podemos situar esta antología de relatos en los niveles más altos, pero eso no quiere decir que no tengan su valor. Si fueran de otro escritor con toda seguridad se verían de otra manera mucho más benévola, pero tratándose de Lem es inevitable echar en falta muchas de las cosas que sí encontramos en tantas obras suyas: la complejidad conceptual, el alcance filosófico, la especulación vertiginosa. Pero sin duda esta antología atesora muchas otras cualidades: giros argumentales impredecibles propios del mejor género detectivesco, bellas descripciones del espacio o de naves espaciales, golpes de fino humor, personajes interesantes, coherentes propuestas técnicas o científicas. 

En suma, pienso que son relatos muy entretenidos, concebidos y facturados muy sólidamente, imprescindibles para los seguidores de este autor y más que recomendables para los amantes de la ciencia ficción en general.
 
En breve acometeré la lectura de la segunda parte de esta colección de relatos, a ver que tal. 



Comentario de los relatos.

La prueba.

Sin lugar a dudas éste es el relato más descaradamente humorístico de la recopilación. En él encontramos a un Pirx que aún está en la academia y tiene que enfrentarse a su primera prueba de vuelo. Lem introduce al personaje presentándolo como un despistado irremediable, siempre con la cabeza en otro lado, pero aun así con el aplomo de los que se resignan a ser así y saben que los demás le sobrepasarán por mucho que quieran. El autor demuestra un talento avasallador para ironizar sobre el ambiente estudiantil, las novatadas, los profesores. Los diálogos y las ocurrencias graciosas se suceden sin parar. Por ejemplo, en un momento de desesperación de Pirx podemos leer: "¡Me ahorcaré!, pensó. No se le ocurrió que, debido a la ausencia de gravedad, ni siquiera aquella solución era posible."

La patrulla.

Pirx ya es un piloto con experiencia, ni de los mejores ni de los peores, pero con el suficiente oficio como para cumplir sus obligaciones con eficiencia. En la base de operaciones reina la incertidumbre, varios pilotos han sufrido accidentes mortales que son inexplicables. El piloto Pirx se encuentra de pronto con la oportunidad de encontrar la solución o perecer en el intento. Este es un relato que combina lo serio y lo humorístico consiguiendo un justo equilibrio. Vemos cierta evolución en el personaje, necesaria para poder situarlo en situaciones cada vez más complejas.

La albatros. 
 
Un relato muy corto y en este caso sin la más mínima intención humorística, más bien lo contrario, el tono es muy dramático. Lem aprovecha este cuento una situación que parece ser una constante en su obra: un conjunto de individuos que forman un equipo, cada cual con sus especialidades, deben enfrentarse a una situación límite, un enigma o como ocurre en este relato una catástrofe. Es el caso de novelas como Edén, El invencible, Solaris o La voz de su amo. A los personajes no parecen unirles tanto la camaradería o los afectos personales como la eficiencia y la profesionalidad, algo que Lem suele atribuir a los científicos o técnicos de sus historias.

Terminus.

En este cuento nos encontramos con un Pirx ya maduro que toma a su cargo una nave espacial inmensa, destartalada y con un pasado trágico. Las descripciones de los interiores de la nave son largas y barrocas, logrando una estética sucia que se adelanta a películas como Alien, con naves espaciales parecidas a grandes fábricas, mugrientas y oxidadas. Sin llegar al terror, el tono de este cuento es bastante siniestro, con un robot omnipresente que es portador de un inquietante mensaje. El final es magnífico. Para mi gusto este relato es de lo mejores del volumen.

Reflejo condicionado.

Este relato es muy curioso, ya que está dividido en dos partes bien diferenciadas. Transcurre en la época en que Pirx es aún estudiante. Primero vemos como debe superar la prueba de privación sensorial, práctica usada realmente en la investigación psicológica hace unas décadas o método de tortura. Las descripciones que ofrece Lem sobre la experiencia son realmente interesantes. Después la historia continúa por otros derroteros, con Pirx en una base luna donde ha ocurrido un grave suceso. A partir de ese momento, además de contar con amplias descripciones lunares y de las instalaciones humanas, Lem plantea la historia casi como un relato de detectives, con un enigma que desentrañar, unas pistas engañosas y una solución sorpresiva.

Reseña de Antonio Ramírez

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