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jueves, 3 de julio de 2025

EXPERIENCIAS EXTREMAS S.A. - Christopher Priest

 


Imaginen sumergirse por completo y en cuestión de segundos dentro de una experiencia absolutamente ajena y extrema: un crimen, un accidente o una tragedia. O, como llega a hacer Teresa en Experiencias extremas S.A., acceder instantáneamente al interior del cuerpo de Shandy, una actriz porno de los años 80’, vestida de vaquera y que está a punto de rodar una escena en un salón del Oeste de cartón piedra. Este es el supuesto inicial del que parte la novela de Christopher Priest, para adentrarse en una compleja aventura que altera las convicciones más profundas de su protagonista.

Experiencias extremas S.A. nos presenta dos tramas que confluyen rápidamente, por un lado, el duelo de un pequeño pueblo inglés, Bulverton, en el que una persona ha cometido un asesinato masivo y, por el otro, la estancia en esta localidad de una agente del FBI, que ha perdido a su marido en un crimen similar. La agente, Teresa Simons, viaja a su país de origen atraída por la masacre de Bulverton, tratando de buscar un hilo que dé sentido a su propio dolor. Y, en esta investigación personal, acabará confundida entre lo real y lo virtual, la casualidad y la causalidad, mientras observa cómo todo lo que había creído en la vida se va desmoronando.

La realidad virtual es el elemento que va desencadenando el caos de esta historia. Gestionada por lucrativas empresas de ocio, para su uso no hay más que instalarse un pequeño puerto de entrada en el cuello y dejarse inyectar los 631 neurochips. De este modo, hasta el más timorato podrá sumergirse en el interior de cualquier personaje para experimentar en primera persona la situación más brutal imaginable. Cuando el tiempo acaba, se recuperan los neurochips que despliegan el software en la intimidad mental, para ser limpiados y reutilizados en el siguiente usuario. Así, Priest explora las imprevisibles consecuencias de esta comunión neurológica.

Teresa conoce bien el peligro que hay tras la seducción de la realidad virtual, porque ha sido entrenada en estos entornos por el FBI. En ella, aprendió a hacer frente a las situaciones de violencia. La novela nos muestra el modo en el que va anidando en Teresa la obsesión por determinadas situaciones de violencia y por crímenes que experimenta en bucle. Su resistencia inicial a las salas de Experiencias extremas cae cuando la realidad empieza a poblarse de huecos, espacios incoherentes y apariciones fantasmales. Se irá conectando una y otra vez, analizando las pequeñas variaciones y buscando el límite de lo existente. Es entonces cuando descubre que “la realidad era una hipótesis que no era viable por mucho tiempo”. Su pensamiento comienza a divagar en círculos, tratando de asirse al mínimo resquicio de sentido, aunque este sea la apertura al más oscuro de los desastres.

A partir de la omnipresencia de las pantallas, hoy damos por hecho que la vivencia de la realidad virtual altera la percepción del mundo material. Sin embargo, la pregunta que se hará Teresa en la novela será más radical: ¿puede alterar la realidad en sí misma? Paradójicamente, cuando llega a esta última duda, nuestra protagonista ha sido capaz de sobreponerse al delirio que supone la sucesión incansable de vivencias virtuales y se siente más cuerda que nunca. En un ejercicio de sadismo fascinante, Priest le hace perder completamente el pie en el mundo, para que alcance a comprender su auténtico mecanismo. Experiencias extremas S.A. es, pues, una fantasía metafísica, un enredo conceptual, en el que los personajes se despiden de la lógica de lo común y se adentran en las entrañas de lo posible.

Como en cualquier novela de Priest, el lector está obligado a abandonar cualquier principio de incredulidad y a entregarse a la retorcida lógica de su autor. En este sentido, su obra siempre ha sido difícil de clasificar. A pesar de considerarse dentro del género de la ciencia ficción, la acción nunca pierde el contacto con nuestra realidad, ni se presentan artilugios excesivamente fantásticos. Sus historias tampoco van muy lejos en el futuro, sino que suelen describir situaciones o lugares perfectamente reconocibles en el presente. Su ciencia ficción está enfocada a la exploración del lado más perturbador e inquietante de nuestra propia realidad. Es decir, lo que suelen hacer sus personajes es acercarse, voluntaria o involuntariamente, a otro mundo dentro de este. Como si abrieran una nueva dimensión de la realidad, que se encontraba agazapada en la vida cotidiana a la espera de una oportunidad para asaltarlos.

Por eso, lo más atractivo de sus novelas es la capacidad para ahondar en la experiencia de lo ilusorio. Desde este presupuesto, podría decirse que los protagonistas tienen ante ellos la oportunidad de salir de la caverna descrita por Platón. Sin embargo, este escepticismo ante la realidad conocida no les va a permitir alcanzar una mayor certeza y saber universal, que pudiera compartirse con el resto de la humanidad para sacarla de la ignorancia. No se trata nunca de desvelar el verdadero rostro de las cosas. Sino, casi lo contrario. No se sale de la caverna, sino que se entra en ella. A partir de un trauma o de la sucesión de pequeñas perturbaciones, que alteran radicalmente sus vidas, los personajes parecen introducirse en la caverna para deslizarse hacia un espacio incómodo, ambiguo e, incluso, inhabitable. Por eso, van pasando de la normalidad a la incredulidad, mientras pierden el contacto con las personas que les rodean, reduciendo su experiencia del mundo a un solipsismo, que solo se rompe cuando se narra al lector. 

Este desajuste con el mundo compartido es descrito con maestría por Priest en cada novela. El progresivo aislamiento e incomunicación al que se ven reducidos sus personajes se suele aliviar a través de algún cómplice, que permite romper el estado de incredulidad del protagonista y que suele ser una amistad, un amor o una especie de sociedad secreta. Esto se puede leer en El glamour, donde se descubre un pequeño colectivo que habita en los intersticios de lo perceptible. O en El prestigio, su novela más conocida, en la que el secreto compartido se convierte en un vínculo turbio y violento. De hecho, esta verdad incomunicable trastorna de forma malsana las relaciones más íntimas y el mismo deseo erótico, mostrando su naturaleza desigual y la voluntad de dominio. Aquí el planteamiento ontológico a lo Philip K. Dick se da la mano con las pesadillas existenciales y lúbricas de Cronenberg. Por lo que no es de extrañar su colaboración en la escritura de la película Existenz. De hecho, hay algún elemento fácilmente reconocible que relaciona ambas historias.

En cualquier caso, hasta que se llega a este punto de inflexión en cada novela, la lectura inicial puede llegar a ser un tanto decepcionante, pues se sostiene sobre personajes corrientes y anodinos presentados a través de sus rutinas cotidianas. De modo que el lector pasa las primeras páginas esperando, hasta que algo se tuerce de manera dramática. En Experiencias extremas S.A., el trauma no tarda mucho en presentarse, desencadenando el devenir de los acontecimientos y la comprensión retrospectiva de lo que hemos leído. Así, todo aquello que nos ha parecido anecdótico o absurdo cobra un nuevo sentido.

Cada una de sus historias se sostiene en un difícil equilibrio entre lo creíble y lo inverosímil. Articuladas como un mecanismo de relojería, las piezas suelen encajar a la perfección al final de la novela, dejando una sensación de maravilla. Esto también sucede en La afirmación o, en las que el lector participa en una particular mezcla entre lo sabido, lo intuido, lo recordado, lo real y lo alucinatorio, capaz de sumergirnos en un universo onírico guiado por una mente bastante maquiavélica.

Además, Experiencias extremas S.A. nos ofrece la belleza tóxica de las inyecciones y las ranuras, que se abren en la carne de los nuevos yonkis. Aunque, estos recursos no desvían a Priest hacia el cyberpunk más estereotipado. Eso sí, Teresa nos arrastra por sus obsesiones hasta conseguir que el lector acepte otra dosis más de droga. Es completamente fascinante su paseo por Londres dentro del cuerpo de Shandy, compartiendo su mundo, sus gestos, su forma de caminar y sus anhelos. Igual que mirarse a los ojos en el espejo retrovisor de un Chevrolet de los años 50, para descubrir que eres una mujer mayor negra y que estás a punto de coger un revólver. O el perturbador goce de sentir en las manos y los brazos el clic, que indica cómo han encajado las piezas de un arma justo antes del disparo. Con todo esto, Priest nos prepara para adentrarnos en la mente más estúpida y oscura, la del asesino en masa. Al tiempo que descubrimos que cualquier sentido en lo real es una ficción y que el caos destructivo está más cerca de lo que creemos.

Reseña de María Santana 

sábado, 3 de noviembre de 2012

EL PRESTIGIO - Christopher Priest

Primera edición en inglés 1995.
Editado en castellano por Minotauro.
Traducción por Franca Borsani.
Edición de bolsillo 463 páginas.

Sinopsis.

Estamos a finales del siglo XIX, la era victoriana se acerca a su fin. Dos magos ilusionistas, Rupert Angier y Alfred Borden, mantienen a través de los años una competencia sin precedentes. Es un enfrentamiento que tendrá terribles consecuencias tanto para ellos como para sus descendientes.

Comentario del libro.

El Prestigio es una novela que trata sobre la magia de escenario y sus trucos, y lo hace precisamente mediante una serie de hábiles trucos literarios que hacen que su lectura sea una constante sorpresa. Podríamos decir que el tema central del libro es el pacto que el mago establece con su público. Este pacto consiste en dejarse engañar aun sabiendo que lo que uno va a presenciar es imposible, solo así se puede sentir emoción ante un truco mágico. Priest, de igual manera, nos lanza un pacto muy similar a los lectores. Sabemos que nos está engañando, que nos manipula, que oculta o desvela según sus planes, pero si nos dejamos llevar esta novela será una fuente de placer literario muy considerable.

Para fortalecer (o bien para imposibilitar, según el caso) el pacto, este es el típico libro que pone en un aprieto a los lectores demasiado encasillados en géneros. El prestigio no es lo que se podría decir un mero thriller, por otro lado la ciencia-ficción involucrada es totalmente inverosímil, sin base científica de ningún tipo. Además, dada la ambientación de la novela en la época victoriana (con la aparición de un personaje histórico como es Tesla) hay quien ha incluido este libro dentro de la corriente "steampunk". Pero en mi opinión importa muy poco en que género podría catalogarse El prestigio, el resultado de toda esta amalgama es una fascinante historia plena de interés y misterio. Evidentemente es un relato fantástico en el sentido más amplio de la palabra, pero la fantasía en este caso no es más que una herramienta más para llevar a cabo el truco literario y engatusarnos.

Dividida es varias partes, pertenece a esa tradición de novelas que se presentan en forma de diario. Gracias a este recurso veremos confrontadas a través de los escritos autobiográficos de los dos magos dos versiones diferentes de una misma historia. No obstante, si bien hay notables diferencias en cada versión descubriremos también una curiosa tendencia a la simetría entre la dos narraciones, aun a pesar de sus protagonistas.

Muy acorde con la época en que transcurre el libro nos encontramos constantemente con el misterioso concepto del doble. Ya sea como elemento amenazante o como foco de atracción, este tema fue una verdadera obsesión para muchos escritores y pensadores del siglo XIX. Priest retoma esta idea y la adapta en la novela de varias maneras, ya sea mediante la sugerencia de una presencia nunca desvelada del todo o a través de la literalidad más absoluta: el doble como copia, dando como resultado algunas memorables escenas que entran directamente en la mejor tradición del terror gótico.

 
Priest se toma su tiempo para ir tirando del hilo de la historia y a veces quizás se hace excesivamente lento. Pero por otro lado su prosa es clara y directa, aunque varía un poco el tono según sea quien el narrador. La parte del mago Alfred Borden es la más detallada y contiene muy interesantes apreciaciones en torno al mundillo de los magos, la preparación de trucos o la vida en los escenarios. Esta descripción del mundo de los magos me ancandiló inmediatamente. Sin embargo la parte de Rupert Angier es en principio más desapasionada y pragmática, pero a medida que avanza va subiendo en interés, se van desvelando poco a poco misterios que el lector ansia conocer y a la vez la trama va acumulando tensión.

La historia de ambos magos está complementada y directamente relacionada con una trama ambientada en la época actual y protagonizada por dos de sus descencientes, los cuales aun sufren las consecuencias de su enfrentamiento. El diario de  Rupert Angier se solapa con la época actual, desembocando en unas páginas finales de infarto donde todo (o casi todo) cobra por fin sentido. Y si bien muchas cosas ya han sido entrevistas y anticipadas por el lector (Priest se encarga de ello dejando pistas por todos lados) el efecto sorpresa no se disipa en lo más mínimo, todo gracias al buen hacer del autor. Además, se dejan las suficientes cuestiones en abierto como para que una vez acabemos estemos dando vueltas en la cabeza a posibles soluciones de este libro que es a la vez novela y truco de magia.

En suma, un libro apasionante y recomendable sin duda alguna.

Reseña por Antonio Ramírez

lunes, 29 de octubre de 2012

LA AFIRMACIÓN - Christopher Priest

Primera edición en inglés en 1981.
Editado en castellano por Editorial Minotauro.
Traducción de Matilde Horne.
296 páginas.

Sinopsis.

El joven Peter Sinclair se retira a una casa de campo. Acaba de perderlo casi todo: su padre, su novia, el trabajo y la vivienda. Su único recurso para recuperar el equilibrio es la escritura, así que emprende la redacción de una autobiografía.
La historia de su vida irá adornándose y cobrando autonomía hasta descubrirse el protagonista cautivo de su propia ficción, naúfrago entre dos identidades paralelas y excluyentes.

Comentario del libro.

Este es el primer libro que leo de Priest y el resultado ha sido más que positivo. Se trata de una novela que sin ser de difícil lectura no deja de ser todo un experimento literario. De ritmo pausado y con una trama inmersa en la introspección no puede decirse que sea un libro de mucha acción. Para los puristas del género habría que avisar que tampoco puede calificarse plenamente como ciencia-ficción. Quien busque especulaciones científicas, artefactos maravillosos, descripciones de civilizaciones alienígenas o simplemente una aventura espacial (o del tipo que sea) puede llevarse un buen chasco.

Priest se imbrica con esta novela en la tradición no excesivamente transitada de una ciencia-ficción que busca explorar la naturaleza de lo real. Sin duda el autor estandarte de esta tradición es Philip K. Dick, pero a diferencia de éste, Priest no tiende tanto a crear tramas y personajes que escenifiquen ciertas cuestiones filosóficas o éticas en torno lo real como a usar y desmenuzar las herramientas del lenguaje o los precedimientos literarios para mostrar las paradojas existenciales de sus personajes. El hecho de que sea la literatura y sus resortes la plataforma para esta exploración de lo real hace que Priest no esté tan cerca de Dick como puede estarlo de un Borges.

Así pues, La afirmación es una enigmática novela plagada de recobecos semióticos, es una lectura laberíntica que plantea cuestionamientos en torno a la memoria, la imaginación, la locura, la noción de la muerte y muy especialmente sobre la cuestión de la identidad personal, pero igualmente es una novela que suscita interrogantes en torno a si misma como artefacto literario.

Si bien debo señalar que la trama me resultó algo sosa e incluso podría calificarla como melodramática, hay que admitir que es perfecta para lo que el autor se propone (o yo he creido entender que se propone). No obstante, esta trama sencilla en apariencia está surcada por cantidad de direcciones argumentales que pueden interpretarse de varias maneras debido a las diferentes pistas y puntos de viraje que el autor ha sembrado a lo largo del libro, aunque siempre desembocando en un punto final de una intensidad brutal que aun siendo abierto no deja de apuntalar el sentido total de la novela.

Por lo tanto, hay que insistir en que La afirmación es realmente recomendable por muchas razones, comenzado por la originalidad de su planteamiento, también por lograr ser una novela experimental sin resultar excesivamente oscura y hermética o sin caer en el mero esteticismo que suele asociarse con la experimentación en lo literario. Su lectura, lejos de complacer el gusto estético o al mero ansia de evasión, suscita un pertubador estado de ánimo propenso al cuestionamiento de los mecanismos psicológicos y sensitivos que configuran la realidad inmediata, y a la vez remueve y neutraliza aquellos resortes que nos convierten en lectores acomodados en la idea de que el libro que tenemos entre las manos debe llevarnos por caminos seguros.

 
Una teoría en torno al sentido de La afirmación (no recomendado para quien no haya leido el libro).

A lo largo del libro el autor va dejando pistas claras de que lo que estamos leyendo es el propio manuscrito de Sinclair, pero a la vez me gusta ampliar esa idea porque Priest permite otras interpretaciones. En un momento dado, Gracia, el personaje femenino que en la pseudo-autobiografía se desdobla en Seri, le dice a Sinclair que el manuscrito está en blanco, algo que significativamente a Sinclair no le sorprende. Esto puede ser una forma de decirnos a los lectores que nunca ha existido el manuscrito en forma física, de dejarnos caer que es una creación interior, como era la visión de la habitación blanca donde Sinclair escribía, por lo tanto pienso que la novela puede ser interpretada como la descripción de una especie de monólogo interior muy elaborado de alguien que se dirige a la locura y que de hecho termina en la desorientación total. La fábula del renacimiento como Atanasio, el viaje al archipielago, las dobles de Gracia, etc, me hacen pensar que el manuscrito (la novela entera) es en si mismo la consciencia y la imaginación de Peter Sinclair intentando recrearse a si misma mediante el engaño para huir de un hecho que aborrece: la muerte de Gracia a causa de su abandono. De ahí que no pueda haber un final en si mismo, solo la desintegración paulatina de la identidad y el fin de la percepción de la realidad como algo coherente.

Me explico,

- si aceptamos que la novela es el manuscrito (inacabado) entonces estamos diciendo que en el manuscrito se describe hechos (reales o no) pasados y futuros, porque en el manuscrito usado en la clínica estaría toda la historia incluyendo la propia clínica, y así hasta el infinito.

- o bien la novela se divide en el manuscrito de Sinclair usado en la clínica y un resto de historia al margen del manuscrito que es narrada por el autor (Priest), por lo tanto ese final inacabado no es el del manuscrito, sino el final de la propia novela.

- o bien ambas cosas se mezclan sin una frontera clara, manuscrito e historia del personaje forman un todo. Esta me parece la mejor opción y pienso que es lo que causa la substancia pretendidamente confusa del libro y la que me hace pensar en un delirante monólogo interior. Priest deja la pista de que el manuscrito está en blanco, que no hay tal manuscrito objetivamente sino solo en la imaginación de Sinclair, además deja claro que Sinclair vaga por la ciudad confundiendo Londres y Jethra, viviendo en ambos sitios incluso a la vez, trayendo a Seri a Londres en forma de visión (como cuando el camarero le ve hablando solo en el café). 

Por lo tanto, me gusta ver el manuscrito (y la novela en su totalidad) como algo simbólico para Sinclair, es la vida y la memoria de Sinclair que él cree poder reescribir a voluntad, aunque la razón se rebele en ciertos momentos desde su propio deliro, como cuando Seri le dice que Gracia está muerta, o cuando la propia visión de Gracia (muerta en la vida real) le dice que el manuscrito no existe. Toda la fantasía de la clínica sobre la reescritura de la memoria y sobre la muerte también apunta a la huida de Sinclair de la muerte de Gracia. Quizás (por poner una teoría más) la clínica sea una pista de que Sinclair está interno y bajo los cuidados de médicos y psiquiatras.

Sin duda esta interpretación de un monólogo interior es quizás más literal y realista que otras que podamos realizar, ya que elimina mucho las paradojas que surgirían si concebimos la novela como el manuscrito físico en si mismo. No obstante, las paradojas, siendo muy interesantes e intelectualmente estimulantes, tienen el "peligro" de desvelar excesivamente al lector absorvido por la trama lo meramente literario del asunto, lo cual no es que sea malo de hecho, solo es una forma más de las que esta novela podría ser disfrutada. En todo caso es mi propia interpretación, seguramente otros lectores hayan llegado a ideas muy diferentes.

Reseña por Antonio Ramírez