jueves, 20 de diciembre de 2012

CUENTOS DE LA TABERNA DEL CIERVO BLANCO - Arthur C. Clarke

Primera edición en inglés en 1956.
Editada en castellano por Alianza editorial.
Traducción de Flora Casas.
178 páginas.

Sinopsis.

En la Taberna del Ciervo Blanco se reune una mezcla de lo mejor y peor de la intelectualidad londinense de mediados de los años 50. Científicos, pensadores, escritores de todo pelaje, bohemios y borrachines pasan el rato entre pintas de cervezas. Entre ellos se encuentra Harry Purvis, un individuo siempre dispuesto a sorprender a todos con las historias más locas y disparatadas.

Comentario del libro.

Uno podría pensar que el humor es una cualidad rara en la ciencia-ficción. Está claro que hay autores que han usado ese recurso, especialmente satirizando sobre los clichés del género, pero autores que hayan querido hacer reir sin por ello dejar de hacer ciencia-ficción en toda regla, de esos no abundan. Por tanto, libros como el que reseñamos aquí son bastante raros.

Arthur C. Clarke es un autor clave en el género, siendo considerado a lo largo de su carrera como un paradigma del escritor de ciencia-ficción, con tramas muy centradas en cuestiones científicas, pero sin desdeñar argumentos con un mensaje humanista o plagados de ideas metafísicas en las que el autor construye todo un mito alrededor de la superación del ser humano hacia esferas superiores de existencia. No obstante en el caso de Cuentos de la Taberna del Ciervo Blanco no hay rastro de ese mito. Con un estilo sencillo y directo, y sobretodo dotado de un portentoso talento para la ironía, Clarke apuesta más bien por reírse abiertamente del ser humano, aunque no de una forma excesivamente cruel y dejando mucho espacio para la condescendencia. 

Aunque de apariencia poco trascendente y falto de reflexiones excesivamente sesudas, y de hecho se trata de una colección de quince relatos bastante livianos y diseñados para ser leídos de un tirón y dejar un buen sabor de boca, creo que se puede extraer de estas historias un mensaje interesante y más tratándose de un autor tan relacionado con lo científico. ¿Es la ciencia infalible? ¿Son los científicos tan objetivos como se supone que son? Casi todos los relatos reflejan que las consecuencias de una investigación científica pueden ser imprevisibles y que casi todo descubrimiento se debe más a la casualidad que a las intenciones del investigador. Cualquier invento o nuevo hallazgo de la ciencia puede tener multitud de aplicaciones, todo depende de las intenciones del que los use, aunque sabiendo como es el ser humano no es de extrañar que las consecuencias de ese uso puedan ser catastróficas. Relatos como "Masa crítica", uno de mis favoritos, muestra un chistoso incidente en torno a un centro de investigación nuclear. Pero si se piensa bien hay algo tétrico en esta historia y termina por emerger una hermosa metáfora sobre el uso de la energía nuclear y sus peligros. Lo cual es irónico tratándose de Clarke, un autor que en cantidad de historias especula sobre los beneficios de esta energía.

Efectivamente, es éste un libro que podemos calificar como humorístico, y a la vez también podemos decir que es un libro de ciencia-ficción, aunque para espanto de muchos seguidores de la vertiente más hard de Clarke hay que señalar que es una ciencia-ficción que se nutre de lo delirante y lo absurdo, ya que aquí la ciencia y la técnica solo sirven de excusa para que el autor pueda desatar su ingenio. Partiendo de ideas o teorías de apariencia muy serias y rigurosas la cosa siempre desemboca en algo realmente disparatado y que sin embargo conserva un aire de verosimilitud. La inventiva de Clarke es notable, aunque siempre expuesta de forma muy sencilla y comprensible para el lector, esforzándose por crear personajes muy definidos y cerrando con finales que si bien a veces suelen ser algo predecibles hacen que los relatos queden redondos. Evidentemente hay relatos mejores y relatos peores, pero el nivel general del volumen es muy bueno. 


Según nos aclara el propio Clarke en el prólogo, el local “El ciervo blanco” existió en realidad, aunque se llamaba “El caballo blanco”, una taberna situada en Londres. Después de la Segunda Guerra Mundial ese lugar sirvió como sede para una parte importante de los autores y aficionados de la ciencia ficción de Londres. Además, Clarke aprovecha para permitirse todo tipo de chistes y homenajes privados con sus amigos y consigo mismo. Comenzando con varias referencias a autores que fueron clave para él en sus comienzos como activo miembro del fandom inglés, como Verne, H.G. Wells o Lord Dunsanny. Más curioso aun es comprobar como entre los personajes que pululan por el local escuchando las locas historias de Purvis se citan algunos escritores reales como Eric Maine, John Christopher o Charles Willis, que no es sino un seudónimo que el propio Clarke usó en algunas de sus primeras historias.

En suma, un libro más que recomendable por muchas razones, se lee con mucho agrado y  demuestra la faceta más irreverente de Arthur C. Clarke.

Reseña de Antonio Ramírez 

2 comentarios:

  1. Muy bueno tu blog, pero no hay manera de seguirlo con Blogger o Twitter?

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  2. Gracias por tu comentario.
    La verdad es que las posibilidades de internet no las tengo muy explotadas.
    ¡Con lograr actualizar el blog de vez en cuando estoy más que satisfecho!

    Antonio.

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