Editado en castellano por Martinez Roca.
Traducción de Celia Filipetto.
233 páginas.
Comentario del libro.
Aunque hemos heredado parte del terror a lo sobrenatural que campaba a sus anchas en tiempos del romanticismo, la modernidad del género hizo surgir con toda su potencia el miedo a los seres concretos y tangibles de carne y hueso. Frente a las sutilezas clásicas de la novela gótica, con esas atmósferas impregnadas de sombras y murmullos de castillos o bosques, el terror moderno prefirió cada vez más la solidez y lo explícito. Los relatos de Clive Barker publicados a mediados de los años 80 encarnan a la perfección ese espíritu materialista que el género de terror comenzó a asumir a comienzos del siglo XX tras pioneros clásicos como Mary Shelley o Stevenson y que se concretó con el terror cósmico de Lovecraft y sus monstruos abominables. No obstante, Barker también significo un revulsivo importante en el género cuando parecía que todo estaba ya escrito. Sin ser materialista a ultranza, en sus invenciones la frontera entre lo tangible y lo fantasmal se diluye. Sus monstruos y criaturas suelen ser perfectamente carnales, pero hunden tan profundamente sus raíces en nuestros mecanismos mentales que en sus momentos más logrados entran en un terreno que me atrevería a definir como libidinal, tan dependiente de lo material como de lo imaginario. Por ello, los relatos de Barker más que asustar al lector suelen pertubarlo mediante una imaginería que fascina tanto en su sentido literal como por sus connotaciones simbólicas.
Lejos de insinuar, Barker nos refriega unas imágenes que en principio pueden impactar por su riqueza visual. Son imágenes contundentes e ineludibles, pero después van encontrando un lugar en nuestro subconsciente una vez se va desgranando su simbología más subyacente. A diferencia de otros autores, Barker no se conforma con describirnos algo que nos asusta, pues procura de todas las maneras posibles situarnos en una posición conflictiva donde atracción y repulsión no tienen límites claros. Terror y placer se mezclan para rayar en la perversidad tanto del autor como del propio lector, y quizás esa sea la clave para la efectividad de su ficción.
El principal protagonista de los relatos incluidos en este libro es la corporiedad. Todo gira alrededor del cuerpo y su aparente dualidad con el espíritu, o de sus interioridades: las entrañas y la sangre, o de sus motivaciones: el deseo, pero sobretodo de su terminación: la muerte.Y todo ello de una forma muy visual, algo que no es casual, ya que Barker es también un talentoso pintor, además de haber probado (con mayor o menor fortuna) con el cine y el teatro. Así pues, no es difícil encontrar referencias estéticas en su imaginería tan carnal: Goya, El Bosco, Francis Bacon, H.R. Giger, Hans Bellmer y muchos otros artistas que de alguna u otra manera han retorcido la carne (y el mundo) de sus personajes para extraer algún tipo de oscura revelación. De igual manera es imposible no relacionar en cierta manera su imaginaría con la de David Cronenberg, un cineasta igualmente obsesionado con el cuerpo y sus abismos y que puso en boca de uno de sus personajes (concretamente en Videodrome) aquel célebre lema de “¡Larga vida a la Nueva Carne!”. Barker y Cronemberg parecen armonizar sobretodo en cuanto el tema de las transformaciones del cuerpo, ya sea mediante la ciencia, la enfermedad u otros procesos más retorcidos.
Lejos de insinuar, Barker nos refriega unas imágenes que en principio pueden impactar por su riqueza visual. Son imágenes contundentes e ineludibles, pero después van encontrando un lugar en nuestro subconsciente una vez se va desgranando su simbología más subyacente. A diferencia de otros autores, Barker no se conforma con describirnos algo que nos asusta, pues procura de todas las maneras posibles situarnos en una posición conflictiva donde atracción y repulsión no tienen límites claros. Terror y placer se mezclan para rayar en la perversidad tanto del autor como del propio lector, y quizás esa sea la clave para la efectividad de su ficción.
El principal protagonista de los relatos incluidos en este libro es la corporiedad. Todo gira alrededor del cuerpo y su aparente dualidad con el espíritu, o de sus interioridades: las entrañas y la sangre, o de sus motivaciones: el deseo, pero sobretodo de su terminación: la muerte.Y todo ello de una forma muy visual, algo que no es casual, ya que Barker es también un talentoso pintor, además de haber probado (con mayor o menor fortuna) con el cine y el teatro. Así pues, no es difícil encontrar referencias estéticas en su imaginería tan carnal: Goya, El Bosco, Francis Bacon, H.R. Giger, Hans Bellmer y muchos otros artistas que de alguna u otra manera han retorcido la carne (y el mundo) de sus personajes para extraer algún tipo de oscura revelación. De igual manera es imposible no relacionar en cierta manera su imaginaría con la de David Cronenberg, un cineasta igualmente obsesionado con el cuerpo y sus abismos y que puso en boca de uno de sus personajes (concretamente en Videodrome) aquel célebre lema de “¡Larga vida a la Nueva Carne!”. Barker y Cronemberg parecen armonizar sobretodo en cuanto el tema de las transformaciones del cuerpo, ya sea mediante la ciencia, la enfermedad u otros procesos más retorcidos.
No hace mucho comparé en una reseña de este blog un relato del escritor de ciencia-ficción Greg Egan con el estilo de Clive Barker. Y sigo pensando que la comparación es más que acertada. Barker y Egan usan respectivamente las bases clásicas del género en que trabajan para llegar a terrenos muy diferentes. Egan parte desde la especulación científica para llegar a la metafísica. Barker desde el terror para explorar los límites de las convenciones morales en torno al cuerpo y el deseo. Ambos tienen fama de ser extremos, Egan por su dificultad conceptual, Barker por su crudeza y explicitud en cuanto a la casquería y la violencia. Pero la fama es injusta en los dos casos, pues esas cualidades de su prosa, relativamente ciertas, no son más que herramientas necesarias para transmitir al lector las ideas vertiginosas que surgen de sus mentes, nada más que la superficie de una experiencia literaria que ahonda fuertemente en la imaginación.
A mediados de los 80 estos relatos cayeron como una bomba, pronto fueron una fuerte influencia para otros creadores. Pienso, por ejemplo, en el calado que tuvo en el mundillo del comic inglés en el momento en que se creaba el caldo de cultivo de lo que poco después fue el boom británico de finales de los 80 y comienzos de los 90. Guionistas como Alan Moore, Neil Gaiman, Grant Morrison o Jamie DeLano reflejaron en sus historias el impacto de su lectura. La cosa del pantano, Sandman o Hellblazer están repletos de ecos de Barker e incluso se le dedican algunos pequeños homenajes.
Para muchos lectores que en ese momento teníamos como cima del género a Stephen King (entre los autores modernos), este joven escritor inglés llegó como una especie de heraldo de una nueva época. De hecho Stephen King tuvo parte de culpa cuando dijo aquello de "He visto el futuro del género de terror, y su nombre es Clive barker". Desgraciadamente esta visión de King, perfectamente lógica en aquella época dada la enorme calidad de los relatos incluidos en los seis volúmenes de Books of Blood, resultó ser más que fallida. Como novelista Barker se mostró muy irregular y decepcionante. El propio King es muy superior como novelista y desde luego mucho más regular en comparación. La ficción de Barker tras los Libros sangrientos está llena de buenas ideas, de eso no cabe duda, pero igualmente está repleta de farragoso relleno (sobretodo en sus libros más largos). Aun así, siendo algunas mejores y otras francamente malas, sus novelas no logran nublar las excelencias de sus relatos. Este libro que reseño aquí es simplemente un ejemplo, los seis volúmenes de sus "libros sangrientos" son maravillosos. Todos han sido editados en castellano de diversas maneras y por diferentes editoriales.
Y todos merecen la pena de ser leidos, no los dejes escapar.
Comentarios de los relatos.
-La política del cuerpo.
Partiendo de una idea que en principio es absurda y totalmente inverosímil, que las manos de un hombre quieran independizarse del resto del cuerpo, Barker construye una historia verdaderamente épica. Donde otros autores seguramente no irían mucho más allá de ese enunciado, al estilo de un capítulo de la serie Twilight Zone, Barker desarrolla una historia de largo alcance y absoluto interés. El autor, consciente de lo absurdo de la idea se permite poner en la mente de uno de los personajes la siguiente aseveración: "La manos estaban en todas partes: cientos de ellas charlaban como un parlamento manual mientras debatían las tácticas.[...] Al verlas así reunidas, las metáforas se volvían inútiles. Eran lo que eran: manos humanas. Y en eso residía el horror". De un plumazo el autor nos deja claro que sabe que la literalidad que plantea su texto podría resultar grosera y hasta risible, pero a la vez hay un juego circular en todo ello, por muy literal (y por tanto ridiculizable) que sea el terror que nos plantea es inevitable encontrar fascinantes significados ocultos en la idea de que una manos se separen voluntariamente del cuerpo. Este primer relato del libro es un buen ejemplo de lo que vamos a encontrarnos en el resto del volumen.
-La condición inhumana.
Este relato deja ver una de las ideas que el autor ha explotado en algunos de sus libros y películas posteriores: un artefacto que plantea algún tipo de prueba y el dudoso premio que se obtiene una vez se ha solucionado. En este caso un joven pandillero roba a un mendigo una cuerda con tres nudos muy complicados. A medida que va desenredando la cuerda irá invocando seres que parecen provenir de otra dimensión. Esta idea es claramente un preámbulo del cubo de los cenobitas de Hellraiser, aunque la historia sea muy diferente. Sobre esta base Barker desarrolla una trama que podría recordarnos a la típica película de terror de los 80, donde una pandilla de amigos es aniquilada poco a poco por el asesino o monstruo de turno (Viernes 13 por poner un ejemplo). Pero Barker se marca una historia muy buena donde los tópicos son desintegrados. A mi entender el final es lo mejor, ya que siendo abierto deja mucho lugar para imaginar.
-Revelaciones.
Ya sea por la temática: el fanatismo religioso en Estados Unidos; ya sea por la forma de presentar y ubicar los personajes, este relato me recuerda mucho al estilo de Stephen King. No se hasta que punto Barker tenía a King como referencia cuando escribió sus relatos, pero sospecho que la influencia no es poca, no ya solo por este relato, sino por algunos otros.
Sea como fuere, este cuento es muy bueno por si mismo, yo diría que de los mejores de se pueden encontrar en este libro. La trama se centra en la esposa de un popular sermoneador obsesionado con las citas apocalípticas, o lo que es lo mismo: un auténtico cretino. Tras quedar varados ellos dos y su asistente en un motel de carretera durante una tormenta sus vidas quedan vinculadas a un hecho ocurrido allí muchos años atrás, un asesinato. Aquí entran en acción dos fantasmas que son tratados de una forma nada tradicional, un detalle que también refuerza la reminiscencia de Stephen King.
-¡Abajo, Satán!
Si uno lograra reproducir y materializar artificiosamente el infierno en todos sus detalles y viviera allí emulando todas las malas artes del diablo, ¿Haría falta buscar a Satán para confirmar su existencia? Con este relato Barker plantea una muy interesante cuestión de tintes teológicos. En el fondo es un divertimento intelectual que podría compararse a los juegos literarios de Borges, aunque en una versión muy perversa. Un breve pero muy estimulante relato.
-La era del deseo
Otro de los platos fuertes de esta antología. En un laboratorio científico se está investigando la acción del afrodisíaco definitivo sobre un voluntario humano. Las consecuencias de este experimento sobrepasan en todos los sentidos las expectativas y se desencadena una serie de terribles incidentes y crímenes. Con esta premisa Barker desparrama a gusto todo lo que se le ocurre sobre el deseo, la sexualidad y el potencial de la libido para destruir las convenciones que sustentan nuestra civilización. Es un potentísimo brebaje literario que parece mezclar las teorías de George Bataille sobre el erotismo o de Wilhem Reich sobre la energía sexual, la perversidad de Sade y el eterno icono de Jekyll/Hyde.Valga como muestra este fragmento: "Le dolían la espalda y los testículos, pero ¿que era su cuerpo? Solo una peana para el monumento singular de su pene. La cabeza no era nada, la mente no era nada. Sus brazos habían sido hechos simplemente para acercar el amor al cuerpo; las piernas para conducir la exigente espada a cualquier parte donde hallara satisfacción. Se imaginó a si mismo como una erección andante, en un mundo que le miraba embelesado por todas partes: carne, ladrillo, acero, le daba igual, los violaría a todos."
-Lo prohibido
Una vez más pienso que es de los mejores de este libro. Así de difícil es elegir un relato sobre otro. Este relato es un paradigma de la obsesión de Barker por lo corpóreo. ¿Podría la miseria, la violencia y la desesperación contenidas en los arrabales de las ciudades materializarse en un ser lo suficientemente atroz? Sobre esta cuestión se construye un relato que puede leerse en varios niveles. Pienso que es de los relatos de Barker que más miedo dan en el sentido clásico, con escenarios opresivos e imágenes que quedan en la imaginación durante mucho tiempo. ¿De donde surgen los rumores escabrosos e historias de asesinatos que la gente cuenta si ser enteramente reales? Desvelar este enigma puede tener consecuencias muy desagradables.
-La Madonna
Cuento que cierra el volumen y es quizás de los más extraños que se incluyen en él. Después de terminarlo no he podido evitar pensar en uno de los últimos comics publicados por Alan Moore: Neonomicón, las similitudes son numerosas. Dicho esto hay que señalar que el relato es excelente. Una vez más el sexo y la transformación son los protagonistas, pero también la feminidad y sus poderes; el terror (y quizás la sublimada reverencia) por el útero primigenio proyectado en los complejos misóginos. En suma, un relato memorable para cerrar un libro imprescindible.
Reseña de Antonio Ramírez
¿Es la primera edición de los famosos libros de sangre? ¿O no tiene nada que ver?
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