jueves, 1 de noviembre de 2012

PRÍNCIPE DE NADA - R. Scott Bakker

Primera edición en inglés en 2005
Editado en castellano por Timun Mas

Sinopsis.

Dos mil años han transcurrido desde el Apocalipsis. Ahora, el Shriah de los Mil Templos ha declarado la Guerra Santa para arrancar la Ciudad Santa del Último Profeta de las manos de sus infieles moradores.
Un hechicero, una concubina y un guerrero quedan cautivados por un misterioso viajero y caen bajo su yugo, mientras lo que empieza como una guerra de hombres contra hombres amenaza con llegar a ser la primera batalla del Segundo Apocalipsis.

Comentario del libro.

Leer un relato sobre el fin del mundo en estos tiempos tan apocalípticos resulta perturbador e, incluso, catártico. Conseguir elaborar una novela de fantasía con un entorno claramente religioso donde se muestra la violencia despótica más áspera y que, sin embargo, no resulte un relato fascista ni machista es locamente heroico. Para que nos hagamos una idea, la acción de la trilogía Príncipe de nada de R. Scott Bakker trascurre dos mil años después del Primer Apocalipsis en el que Mog-Pharau, el No Dios, caminó entre los hombres. Olvidado el dolor de esa época oscura, los caudillos y nobles inrithi se embarcan en una titánica guerra santa contra las facciones fanim. Además, en la historia entran en juego diferentes escuelas de magia, todas ellas enfrentadas, pero que se aunan en la destrucción de una de ellas, los cishaurim, que son temibles precisamente porque ningún otro hechicero detecta su magia. En el ardor de las truculentas y crueles batallas se distinguen varios personajes que, a pesar del establecimiento de roles cerrados típico de las novelas de fantasías, no caen en el manierismo, sino que desarrollan personalidades muy matizadas a las que vemos transformarse por sus decisiones y circunstancias: Drusas Achamian (hechicero del Mandato), Anasûrimbor Kellhus (monje y futuro Profeta guerrero), Caniür (bárbaro guerrero sin patria y buscando una venganza), Esmenet (prostituta que sigue a la guerra). Quiero insistir en tres elementos fundamentales que hacen valiosa esta novela, por un lado, la capacidad que tiene para atrapar al lector desde la primera página, después la calidad a la hora de construir los personajes que permite vivenciar sus cambios por muy radicales o irritantes que nos resulten y, por último, sustentarla sobre ideas religiosas y filosóficas, algo muy poco común. 

La obra se enmarca deliberadamente en la tradición tolkiana, con ese afán por oponerse a la modernidad y su homogeneidad, recreando un supuesto y exótico tiempo pasado en el que las cosas parecen más crueles, más sucias, pero, también, más reales; y entendiendo la novela de fantasía no como un mero formato de evasión con mayor o menor calidad, sino con capacidad suficiente para tratar temas religiosos, filosóficos o políticos. Así, la trama de la novela es sumamente ambiciosa, pero el autor es capaz de cumplir las expectativas e ir cargándola de contenido filosófico, tratando temas provenientes de la antropología, de la teoría del conocimiento (desde el inicio las percepciones de Kellhus son subyugantes), el lenguaje y la relación entre las palabras y las cosas (con la Gnosis esotérica y exotérica), las estructuras sociales, las pasiones humanas, el papel de la mujer en un mundo tan violento y utilitarista. De modo que desde el principio los personajes tienen la certeza de estar enfrentándose a algo grande, tan grande como es la destrucción de ellos mismos y de todo aquello que han conocido y, sin embargo, Bakker consigue hacernos abarcar este trágico desastre con la concreción de nombres y rostros que van muriendo, con pueblos y civilizaciones que son mermadas hasta la extinción, creando un fin de los tiempos desgarradoramente humano (en contraste con el banal y ajeno fin de los tiempos actual). 

El odioso personaje que vertebra la historia es Kellhus, el falso Profeta Guerrero, que emerge de un pueblo oculto, aparatado y desconocido y que ha ido refinándose hasta constituir una raza más que humana. Auténtico superhombre nietzscheano ha conseguido controlar reflejos y respuestas motoras y es capaz de leer los sentimientos y pensamientos en los rostros de las débiles personas. Los seres humanos en sus manos se convierten, por tanto, en meros peleles que mueve a su antojo pulsando las pasiones, despertando apetitos y blandiendo una falsa sinceridad. La finalidad última de Kellhus no es más usar la guerra santa con el fin de asesinar a su padre que ha osado importunarle en sueños y lo ha expulsado de su preciado retiro. Para él la humanidad no es más que un conjunto de niños llorones incapaces de enfrentarse a sí mismos y que ocultan aquello que no entienden con palabras tan grandilocuentes como dios o fe, y si es cierto que los seres humanos sostienen sus acciones en puras creencias, él les va a dar la oportunidad de que crean de veras. 

La verdad se convierte, de este modo, en uno de los temas que articulan la trilogía. Kellhus la arroja a la cara de los diferentes personajes con el fin de humillarlos descubriendo sus hipócritas miserias, para a continuación someterlos por la vergüenza. Pero hay también una segunda verdad (enfrentada por sólo dos personajes, nuestros héroes), menos espectacular, pero más racional y práctica al desenmascarar precisamente a este falso y seductor Profeta y que se convierte en la única oportunidad de liberarse del yugo de una fe cegadora, que apuntala una idiota esperanza por la que los hombres se lanzan a una guerra que debería ser completamente indiferente. Además, la verdad de la Gnosis que conoce Achamian, al ser hechicero del Mandato, y que es motivo de persecución y lucha entre las escuelas. Pero, sobretodo, la verdad que persigue al mismo Achamian en sueños todas y cada una de sus noches, la del Primer Apocalipsis, y el descubrimiento del eje de la próxima destrucción que ha de venir. Nada más trágico que recordar tan nítidamente el pasado, sobrecogerse por el futuro y que, sin embargo, se te considere algo pasado de moda (tan trágico como puede ser una actitud similar hoy). 

Por otro lado y como bien es sabido, la fantasía juega en muchos casos con la oportunidad de explorar los límites de aquello que se considera humanidad, repensar lo humano en dos mundos tan deshumanizados como son el de la novela y el nuestro.. Por un lado aparece el ya descrito Kellhus que lleva al máximo las posibilidades de control y conocimiento del cuerpo y el intelecto hasta el punto de acabar pareciendo un dios rodeado de niños, por otro aparece un bárbaro, Cnaiür, cuyos sentimientos son tan obsesivos y dramáticos que rozan la absoluta locura. Pero además, se encuentran las criaturas del Consulto (las fuerzas que tratan de propiciar el segundo Apocalipsis), puros simulacros de humanidad llenos de un hedonismo nihilista, con un deseo sexual salvajemente insatisfecho y, paradójicamente, condenadas a la esterilidad; y los scranc que muchos dudan que sean inteligentes y han sido usados como mano de obra en las guerras del Apocalipsis por su capacidad violenta. 

Dentro de la estructura de la novela habría que destacar que el primer volumen es claramente el mejor estructurado, no sólo por la presentación de personajes y las tramas, sino porque se ve claramente la preparación lenta y reflexiva de la novela. El último resulta algo irregular sobre todo en su primera parte que se convierte en mera preparación hacia el desenlace. Sin embargo, el final es capaz de acumular la suficiente tensión y abrirse de tal modo que no se puede dejar de dar vueltas al devenir de los personajes. Así, Achamian, maestro hechicero, perdedor nato y verdadero antihéroe protagonista de la novela, vive una desgracia tras otra hasta que el dolor de sus sueños se convierte en juego de niños comparado con su cruel existencia. Y sin embargo, consigue levantarse una y otra vez hasta lograr ser completamente libre, sin ninguna atadura, solo porque todo aquello que ha amado se ha visto ultrajado y destruido. Es el triunfo del individuo fortalecido por la verdad y que ya no teme a nada sobre la masa informe sometida a la fe. 

Por último, encontramos dos personajes complejos y curiosos dentro de una novela de fantasía. Teniendo en cuenta que en un mundo tan cruel una mujer sólo puede ser reina o prostituta (o las dos cosas a la vez, claro), aparece en la novela Esmenet, la puta de Sumna, hermosa e inteligente, que nos hace sufrir bastante y que ejerce de continuo contraste en un mundo arrasado por la muerte y la esterilidad. Y su absoluto opuesto, Cnaiür, el salvaje, representante íntegro de un bárbaro, que entiende la guerra como razón de ser del hombre, y al que sólo la venganza y la locura que lo van devorando son capaces de humanizarlo hasta acabar convirtiéndolo en un personaje casi simpático.
El final de la trilogía queda completamente abierto para su culminación en The Aspect empereor que constará de dos volúmenes aún en preparación, pero en este final las tramas principales alcanzan mayor dramatismo y mientras Kellhus cree haber conseguido aquello por lo cual se alza sobre la guerra santa le invade cierto humanismo o, al menos, un intento de protección de esos desdichados que no saben hacia donde vagan. Descubre, pues, el pensamiento de las mil caras que ha de prepararlo para hacer frente al verdadero enemigo: el No Dios y el Segundo Apocalipsis. 

Reseña de María Santana

2 comentarios:

  1. Extraordinaria reseña, la mejor de largo que he leído sobre esta extraordinaria serie.

    Sólo apuntar la deuda inmensa que tiene con respecto al ensayo El héroe de las mil caras, de Campbell, una suerte de psicoanálisis jungiano a la figura del héroe en las diferentes mitologías. Hay una inversión de todo lo que plantea Campbell en cuanto al arquetipo de Héroe como motor de trascendencia, que además contrasta muy eficazmente con la descripción de sus personajes, de una humanidad que resulta desgraciadamente muy infrecuente en el género.

    Ojalá alguna vez podamos concluir la serie en castellano, para mi lo mejor que ha dado el género de largo en los últimos tiempos. Buena literatura de verdad.

    Un abrazo.

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    1. Gracias.
      Sí que es una pena que hayan dejado la publicación a medias.
      Por cierto, ¿se te ocurre alguna recomendación similar?
      Un saludo, María

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