lunes, 29 de octubre de 2012

LA AFIRMACIÓN - Christopher Priest

Primera edición en inglés en 1981.
Editado en castellano por Editorial Minotauro.
Traducción de Matilde Horne.
296 páginas.

Sinopsis.

El joven Peter Sinclair se retira a una casa de campo. Acaba de perderlo casi todo: su padre, su novia, el trabajo y la vivienda. Su único recurso para recuperar el equilibrio es la escritura, así que emprende la redacción de una autobiografía.
La historia de su vida irá adornándose y cobrando autonomía hasta descubrirse el protagonista cautivo de su propia ficción, naúfrago entre dos identidades paralelas y excluyentes.

Comentario del libro.

Este es el primer libro que leo de Priest y el resultado ha sido más que positivo. Se trata de una novela que sin ser de difícil lectura no deja de ser todo un experimento literario. De ritmo pausado y con una trama inmersa en la introspección no puede decirse que sea un libro de mucha acción. Para los puristas del género habría que avisar que tampoco puede calificarse plenamente como ciencia-ficción. Quien busque especulaciones científicas, artefactos maravillosos, descripciones de civilizaciones alienígenas o simplemente una aventura espacial (o del tipo que sea) puede llevarse un buen chasco.

Priest se imbrica con esta novela en la tradición no excesivamente transitada de una ciencia-ficción que busca explorar la naturaleza de lo real. Sin duda el autor estandarte de esta tradición es Philip K. Dick, pero a diferencia de éste, Priest no tiende tanto a crear tramas y personajes que escenifiquen ciertas cuestiones filosóficas o éticas en torno lo real como a usar y desmenuzar las herramientas del lenguaje o los precedimientos literarios para mostrar las paradojas existenciales de sus personajes. El hecho de que sea la literatura y sus resortes la plataforma para esta exploración de lo real hace que Priest no esté tan cerca de Dick como puede estarlo de un Borges.

Así pues, La afirmación es una enigmática novela plagada de recobecos semióticos, es una lectura laberíntica que plantea cuestionamientos en torno a la memoria, la imaginación, la locura, la noción de la muerte y muy especialmente sobre la cuestión de la identidad personal, pero igualmente es una novela que suscita interrogantes en torno a si misma como artefacto literario.

Si bien debo señalar que la trama me resultó algo sosa e incluso podría calificarla como melodramática, hay que admitir que es perfecta para lo que el autor se propone (o yo he creido entender que se propone). No obstante, esta trama sencilla en apariencia está surcada por cantidad de direcciones argumentales que pueden interpretarse de varias maneras debido a las diferentes pistas y puntos de viraje que el autor ha sembrado a lo largo del libro, aunque siempre desembocando en un punto final de una intensidad brutal que aun siendo abierto no deja de apuntalar el sentido total de la novela.

Por lo tanto, hay que insistir en que La afirmación es realmente recomendable por muchas razones, comenzado por la originalidad de su planteamiento, también por lograr ser una novela experimental sin resultar excesivamente oscura y hermética o sin caer en el mero esteticismo que suele asociarse con la experimentación en lo literario. Su lectura, lejos de complacer el gusto estético o al mero ansia de evasión, suscita un pertubador estado de ánimo propenso al cuestionamiento de los mecanismos psicológicos y sensitivos que configuran la realidad inmediata, y a la vez remueve y neutraliza aquellos resortes que nos convierten en lectores acomodados en la idea de que el libro que tenemos entre las manos debe llevarnos por caminos seguros.

 
Una teoría en torno al sentido de La afirmación (no recomendado para quien no haya leido el libro).

A lo largo del libro el autor va dejando pistas claras de que lo que estamos leyendo es el propio manuscrito de Sinclair, pero a la vez me gusta ampliar esa idea porque Priest permite otras interpretaciones. En un momento dado, Gracia, el personaje femenino que en la pseudo-autobiografía se desdobla en Seri, le dice a Sinclair que el manuscrito está en blanco, algo que significativamente a Sinclair no le sorprende. Esto puede ser una forma de decirnos a los lectores que nunca ha existido el manuscrito en forma física, de dejarnos caer que es una creación interior, como era la visión de la habitación blanca donde Sinclair escribía, por lo tanto pienso que la novela puede ser interpretada como la descripción de una especie de monólogo interior muy elaborado de alguien que se dirige a la locura y que de hecho termina en la desorientación total. La fábula del renacimiento como Atanasio, el viaje al archipielago, las dobles de Gracia, etc, me hacen pensar que el manuscrito (la novela entera) es en si mismo la consciencia y la imaginación de Peter Sinclair intentando recrearse a si misma mediante el engaño para huir de un hecho que aborrece: la muerte de Gracia a causa de su abandono. De ahí que no pueda haber un final en si mismo, solo la desintegración paulatina de la identidad y el fin de la percepción de la realidad como algo coherente.

Me explico,

- si aceptamos que la novela es el manuscrito (inacabado) entonces estamos diciendo que en el manuscrito se describe hechos (reales o no) pasados y futuros, porque en el manuscrito usado en la clínica estaría toda la historia incluyendo la propia clínica, y así hasta el infinito.

- o bien la novela se divide en el manuscrito de Sinclair usado en la clínica y un resto de historia al margen del manuscrito que es narrada por el autor (Priest), por lo tanto ese final inacabado no es el del manuscrito, sino el final de la propia novela.

- o bien ambas cosas se mezclan sin una frontera clara, manuscrito e historia del personaje forman un todo. Esta me parece la mejor opción y pienso que es lo que causa la substancia pretendidamente confusa del libro y la que me hace pensar en un delirante monólogo interior. Priest deja la pista de que el manuscrito está en blanco, que no hay tal manuscrito objetivamente sino solo en la imaginación de Sinclair, además deja claro que Sinclair vaga por la ciudad confundiendo Londres y Jethra, viviendo en ambos sitios incluso a la vez, trayendo a Seri a Londres en forma de visión (como cuando el camarero le ve hablando solo en el café). 

Por lo tanto, me gusta ver el manuscrito (y la novela en su totalidad) como algo simbólico para Sinclair, es la vida y la memoria de Sinclair que él cree poder reescribir a voluntad, aunque la razón se rebele en ciertos momentos desde su propio deliro, como cuando Seri le dice que Gracia está muerta, o cuando la propia visión de Gracia (muerta en la vida real) le dice que el manuscrito no existe. Toda la fantasía de la clínica sobre la reescritura de la memoria y sobre la muerte también apunta a la huida de Sinclair de la muerte de Gracia. Quizás (por poner una teoría más) la clínica sea una pista de que Sinclair está interno y bajo los cuidados de médicos y psiquiatras.

Sin duda esta interpretación de un monólogo interior es quizás más literal y realista que otras que podamos realizar, ya que elimina mucho las paradojas que surgirían si concebimos la novela como el manuscrito físico en si mismo. No obstante, las paradojas, siendo muy interesantes e intelectualmente estimulantes, tienen el "peligro" de desvelar excesivamente al lector absorvido por la trama lo meramente literario del asunto, lo cual no es que sea malo de hecho, solo es una forma más de las que esta novela podría ser disfrutada. En todo caso es mi propia interpretación, seguramente otros lectores hayan llegado a ideas muy diferentes.

Reseña por Antonio Ramírez

2 comentarios:

  1. Buena disección del texto Antonio, aunque yo lo veo equidistante entre Borges y Dick, pues aunque el armazón argumental apunte hacia Borges, el fondo del texto es oscuro y fatal muy al estilo de Philip K. Dick.

    En cuanto a su interpretación, si hay que jugar, me decanto por la primera de las opciones que enumeras. Peter Sinclair elaboró tres versiones de su autobiografía, cada vez más ficcionandas a la vez que más honestas, y lo que tenemos entre manos es su versión definitiva, aquella que soñaba con escribir y que carga consigo a lo largo de toda la historia. Durante el proceso de su escritura descubre las consecuencias fatales de la falibilidad de la memoria, y por tanto la fragilidad de la identidad, y el manuscrito es por tanto un intento desesperado de descubrir la verdad sobre sí mismo y eludir las fallas de la memoria y de la mente trastornada a través de la ficción.

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