Primera edición en inglés en 1998.
Editado en castellano por Bibliópolis.
Traducción de Carlos Pavón.
Traducción de Carlos Pavón.
288 páginas.
Comentario del libro.
Greg Egan tiene fama de ser un autor relativamente difícil, siendo una especie de estandarte para los fanáticos actuales de la ciencia-ficción dura. Pero lo cierto es que dejando a un lado algunos de sus escritos que son verdaderamente acertijos conceptuales, la mayoría de sus obras, especialmente los relatos, no son tan herméticos como podría creerse. De hecho considero que Egan no es un escritor "hard" en el sentido más clásico de esa definición. Es evidente que sus relatos están sembrados de consideraciones científicas, de sesudas especulaciones que abarcan las matemáticas, la física, la biología o la sociología, pero el resultado de estas elucubraciones de apariencia tan científica suelen derivar en conclusiones que caen por su peso en el lado de la filosofía, de las emociones, de la subjetividad o directamente de la imaginación. Mal que pese a algunos Egan es algo así como un Philip K. Dick ultra-racionalista, si tal combinación puede ser posible. Que duda cabe que muchas de esas ideas que se plantean en sus historias comienzan estimulando el intelecto en su aspecto más racional, pero casi siempre terminan convirtiéndose en fascinantes vuelos de lo imaginario hasta cotas donde lo racional ya tiene poco que decir. No es raro que muchas de sus proposiciones argumentales terminen entrando incluso en el campo de un misticismo bastardo, donde el sentido de lo maravilloso, la intución de otro mundo quizás no sobrenatural pero si invisible y misterioso, se combina con el puro materialismo del campo de la física y las matemáticas.
Luminoso es un buen ejemplo de lo que estoy comentando. Esta recopilación de diez relatos escritos entre 1993 y 1998 nos ofrece suficientes muestras de un autor dividido entre lo puramente racional y el vértigo de la imaginación, pero sobretodo, para nuestra satisfacción, nos ofrece un escritor en estado de gracia, pues estos relatos no desmerecen ni un ápice en calidad en comparación con sus otras antologías Axiomático y Oceánico. Si bien Egan ha demostrado ser algo más irregular en sus novelas parece que en el formato de cuento es casi infalible.
De los diez relatos que componen este volumen solo uno, el último, me ha resultado poco accesible. Es evidente que Egan es un autor siempre exigente con sus lectores, pero admito que La inmersion de Plank, el cuento que cierra Luminoso, ha superado mi capacidad de comprensión o quizás de concentración, no lo se, pero el hecho es que me he perdido entre sus conceptos. Pero dejando a un lado esta excepción, he disfrutado el libro muchísimo.
Mi principal crítica a Egan suele ser que sus personajes son excesivamente planos, y sobretodo que sus tramas suelen ser meros esqueletos argumentales para mostrarnos lo que tiene en mente, una excusa literaria para soltarnos una serie de ideas conectadas entre si. Estas consideraciones vienen después de leer sus relatos, ya en frío, pero lo cierto es que la sensación de su lectura no es esa, sino de estar disfrutando algo verdaderamente trabajado y redondo, como un fogonazo de genialidad concretado en un relato fascinante. Así pues, poco importa en realidad que los personajes sean a veces endebles marionetas de la portentosa mente de Egan, ante tal despliege de talento se perdona todo.
Comentario de los relatos.
.- Eva mitocondrial: Partiendo de interesantes ideas sobre el origen y las geneologías de las especies Egan despliega todo un discurso crítico contra el racismo y el determinismo biológico.
.- Luminoso: Fascinante historia en torno a la naturaleza de las matemáticas y su relación con el fundamento del universo. También es un ejemplo magnífico y absolutamente original del tema de contacto con otra especie inteligente... aunque no necesariamente extraterrestre.
.- Señor Volición: Creo que es mi relato favorito. Una potente especulación sobre la neurología, la identidad personal y el libre albedrío. Además es visualmente maravilloso.
.- Crisálida: Excelente cuento con estructura detestivesca. Toda una excusa para plantear memorables proposiciones en torno a la descriminación de la homosexualidad, la manipulación genética e incluso críticas a la industria farmacológica.
.- Sueños de transición: quizás el relato más dickidiano del volumen. La memoria, los falsos recuerdos, la muerte... Otro de los mejores cuentos que Luminoso.
.- Fuego plateado: Una historia que por alguna razón me recordó al Clive Barker de la buena época. Ciencia-ficción y un cierto halo de terror mezclados para nuestro deleite.
.- Motivos para ser feliz: Otro tremendo cuento, muy bueno y ambicioso en sus planteamientos. Un cuestionamiento sin cortapisas de ningún tipo de nuestra autonomía emocional respecto a nuestra naturaleza corporal.
.- Nuestra Señora de Chernóbil: Otro relato de regusto de serie negra alrededor de la búsqueda de un objeto muy peculiar.
.- La Inmersión de Planck: La historia más difícl de este libro, o al menos así ha sido para mi. Inteligencia artificial y mundos virtuales abordados de una manera nada complaciente con el lector. Un reto conceptual.
Reseña de Antonio Ramírez
Sólo he leído Axiomático, pero estoy 100% de acuerdo con tus apreciaciones. Nunca he entendido a la gente que desecha a Egan porque pueda resultar frío en su estilo y porque sus personajes sean planos. Como bien dices, los intereses de Egan son otros, y él accede a la buena literatura de otro modo, por otras vías, pero logrando resultados más emocionantes y perturbadores que muchos que tratan las emociones desde sus personajes. En Egan son un recurso más, lo que importa es el relato, ahí residen las aristas, no en los personajes, y en definitiva importa la idea, pero ¿acaso las ideas no pueden ser emocionantes, apasionantes, bellas u oscuras? Y a la vista está, pocos logran un KO técnico a tantos niveles como Egan. Fíjate que tengo Luminoso en la estantería desde hace meses y le estoy buscando un hueco, no me puedo poner a leer a Egan así a la torera, después de la intensísima experiencia de Axiomático, tengo que buscar un momento en que me sienta dispuesto a ser vapuleado.
ResponderEliminarSoy un amante lector de la ciencia ficción "hard", especialmente de aquella que explota la ciencia para estar un pasito más allá, para juguetear con los límites de la misma, ese dudoso espacio donde se encuentran lo ontológico y lo epistémico, lo que antaño se llamaba metafísica y que hoy por hoy es carne de secciones de autoayuda en librerías mastodóntica o cortes ingleses.
ResponderEliminarEgan sigue a su manera al enorme Lem, explota ideas que parecen ser experiencias psicodélicas, que fuerzan en muchos sentidos el suelo científico del que proceden. Es cierto que en sus novelas sus defectos se acentúan, pero están por lo general tan llenas de ideas maravillosas que perduran en la mente del lector durante meses.
Debo decir que a pesar de su frialdad en ocasiones me ha emocionado como no lo hacen autores más "literarios". Aún recuerdo maravillado el final de El instante Aleph, una plasmación narrativa de parte importante de mis creencias pseudoreligiosas.
El universo que muestra es siempre hermoso, sin necesidad de apelar a ordenes trascendentes ni entidades divinas, planes o diseños inteligentes. El Misterio no supone para él algo numinoso sino la posibilidad de la consciencia de contemplar las cosas tal y como son, el hecho de que una parte de ese mismo universo pueda comprenderse a sí mismo.
Tengo este libro aparcado por ahí, en espera a un momento propicio.
Muchas gracias por la reseña compi!