Ilustraciones de Robert Crumb.
Editado en castellano por Berenice.
Traducción de Juan Bonilla y Teresa Lanero.
472 páginas.
Sinopsis.
Un ex-boina verde adicto a la cerveza; un cirujano pirómano y su asistenta: una exiliada del Bronx; y un mormón polígamo que trabaja como guía para los turistas del Rio Colorado, deciden pasar a la acción. Su enemigo: todo aquello que consideran que está destruyendo el desierto de Utah y Arizona.
Comentario del libro.
Confieso que este libro (del cual no tenía la más mínima noticia de su existencia hasta que comenzó la promoción de su edición en España) me produjo cierta desconfianza. Soy un irreductible fan de Robert Crumb, pero el hecho de que se le diera más bombo al ilustrador que al propio autor de la novela me hizo sospechar que quizás no fuera, después de todo, una obra especialmente destacable. No obstante, la realidad es que una vez leído el libro la participación de Crumb se queda practicamente en una anécdota. Sus dibujos se agradecen, como no, pero quedan eclipsados por las palabras que dan vida a esta fabulosa novela que es La banda de la tenaza.
Antes de decidirme a adquirirla había leído algunas críticas, pero especialmente una me llamó la atención: la de Jordi Costa publicada en Junio en El País. Entre otras cosas dice que la novela le parece "muy 15-M", (por eso de las protestas y la desobediencia civil sin violencia). También en otra crítica (picar para ver) leída en internet se señalaba que la obra sirvió (por lo de "monkeywrenching", un juego de palabras que remite al título en su edición original) para designar "cualquier acción de resistencia y boicot no violento". Cuando terminé La banda de la tenaza no podía estar menos de acuerdo con estas consideraciones, porque esta novela está repleta de violencia y es perfectamente explícita, violencia incluso practicada con verdadero placer y alevosía por parte de unos personajes que en ningún momento se justifican o esconden tras sermones de doble rasero. Quizás el hecho de que no haya víctimas podría rebajar para algunos la intensidad de esta violencia, pero ese no es el caso, el objetivo son las máquinas, las construcciones y, aun más allá, la estructura económica e ideológica que los necesita para permanecer a toda costa, incluso la de arrasar con el medio-ambiente, pero si destruir una presa, aniquilar un puente o calcinar maquinaria pesada no es practicar la violencia entonces es que me estoy perdiendo algo.
Como ya habrán deducido los lectores estamos ante una novela con tintes muy políticos, pero lejos de ser un panfleto de ecologismo radical lleno de consignas Edward Abbey logra preparar un potente aunque fácil de digerir brebaje que no se deja fuera ingredientes como el fino humor o la ironía, el amor (eso si, un tipo de amor muy poco burgués) y una acción trepidante que llega a veces a los extremos de los dibujos animados de la Warner.
En el centro de la trama está la intensiva explotación y consiguiente destrucción del desierto de Utah y Arizona por parte de diferentes constructoras, petroleras, industrias de la minería, etc. hecho que no es precisamente ficticio. Sus protagonistas, cuatro parias de la sociedad norteamericana que han cruzado la linea de la legalidad con tal de defender la tierra de la que se consideran parte integrante. Y por encima de todo eso está el canto permanente a la belleza del desierto, el verdadero protagonista de la novela. Sus mesetas inhóspitas, sus cañones profundos y laberínticos, sus atardeceres lunares, la presencia discreta y decadente de los indios supervivientes abocados a la marginalidad y la miseria, ese es el escenario por el que los personajes se mueven y han decidido protejer de todas las maneras posibles.
Y creo que precisamente uno de los principales alicientes de esta novela es su gran capacidad para describir el desierto, porque si la obra es totalmente efectiva se debe a que logra hacer convincente la pasión de los protagonistas por ese entorno que queda perfectamente definido. Por ello, más allá de un articulado discurso anti-capitalista o anti-industrial, que hasta cierto punto lo hay, La banda de la tenaza atesora sobretodo una capacidad para hacernos sentir esa catástrofe silenciosa que ocurre apartada de las grandes urbes, pero que irónicamente refleja en bruto la misma destrucción que ocurre allí donde solo hay ruido, caos y confusión.
Si esta novela ha logrado ser un éxito y sobrepasar la frontera del Underground quizás es porque encarna un sentimiento que cada vez aflora más, la sensación de que este es un mundo tomado por la megamáquina, sin lugares dejados a un margen, y por tanto sin lugares a los que poder escapar. En ese sentido La banda de la tenaza cumple su cometido de denuncia, aunque también de profecía, puesto que la novela fue publicada a mediados de los 70. ¿Acaso las cosas están mejor hoy que en esa época?
En suma, un libro con mensaje, pero que no por ello deja de ofrecer una lectura absorventemente entretenida.
Recomendable sin reserva alguna.
Reseña de Antonio Ramírez